Hablando con el boyero,
decía un teru tero,
hacer un nido de hornero, no sé…; no se puede.
Sacándose los zapatos
decía un maragato
ya aguanté mucho rato, no sé…; no se puede.
Tenía sólo una cebolla
para ?parar la olla?
y dijo mi mama yo ya no sé…; no se puede.
La plata no vale nada;
hay que pedirla prestada,
si tenerla guardada no sé…; no se puede.
Se llevaba preso al Tito
un milico chaparrito,
y le decía ese delito no sé…; no se puede.
Poniéndose colorada,
y bajando la mirada,
ella le dijo enojada, no sé…; no se puede.
Y otra le dijo ?gauchito
?hablándole despacito?:
espérame otro ratito, no sé…; no se puede?.
Porque el cura le pegaba,
un sacristán se tomaba
el vino, mientras pensaba: no sé…; no se puede.
Me siento un negro distinto
tomando vino tinto,
dice un negro retinto, y no sé…; no se puede.
La otra tarde con mi yerno,
hablándome del gobierno,
me dijo: es un infierno… no sé… no se puede.
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