Espesa de brumas de todos los mares
y tu cara llena de curiosidad,
llegaste en un barco que vino a estos lares
de un país lejano como tu ansiedad.
Tenían tus ojos dulzuras de enero
empinado el gesto por la ensoñación.
Frescura en el alma, tu acento extranjero,
no sé qué destino me unió a tu ilusión.
Marinera…
Siento temblar todavía
tu mano puesta en la mía
soñando por la ribera.
Marinera…
Flor de espuma tan lejana
que encontrara una mañana
y como vino se fuera.
Marinera…
Tengo el recuerdo grabado
de aquel amor que he dejado
dolorido por la espera.
Marinera…
Ya nunca podré olvidarte
y aunque jamás pueda hallarte
siempre, siempre te querré.
Partiste un otoño que el puerto lloraba
la tristeza mustia de un cansancio gris.
Asombro en tus ojos, tus trenzas doradas
y marchita el alma rumbo a tu país.
Miraba con pena como se perdía
hacia el horizonte, lo que tanto amé.
La tarde mi angustia rimar parecía
y a compás lloramos por lo que se fue.
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