Ya está atardeciendo entre los Andes
entre los cóndores y los caminantes
Bésame… Pájaro campana, llévame muy lejos
llévame con calma
Se despidió y obscureció en su corazón
Ah… Nunca volvió a encontrar el amor
Ah… Se abandonó, se perdió
Si escuchás mi nombre entre los Andes
entre los cóndores y los caminantes
Bésame… Bésame
Pájaro campana, llévame muy lejos
llévame con calma
Se despidió y obscureció en su corazón
Nunca volvió a encontrar el amor
Se abandonó, se perdió
Síganme las llamas, síganme los viejos
la leyenda sobrevivirá
No para de soñar
que un día se encontrarán
en un mejor lugar
donde se puedan perdonar
la destrucción, la nada
la suerte marcada
No poder cambiar los vientos y las trampas
que nos aleja, que nos aleja
Que alegría poner al tallo en la flor (o “el tallo de la flor”)
mientras se pierden los amantes en selva de delicias
cantando por el mañana de oro protegidos
no obstante entre las dos cinturas
permanece el filo de un cuchillo
cada amante es su alondra, su selva y su mañana
en si las gozan, en si las extravía
amor no es mas que estar amado
sin sentir el oleaje de lo que haga la fiebre
la espalda pero el amante sabe que lo suyo es el mar
Solo anhelan ya tender los brazos
asirse en el a una palpitación que desafie a la muerte
salvarse de la muerte, resistirla, burlarla.
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