Supón que una mañana de domingo
te encuentro caminando junto al mar
y luego de ese instante decisivo,
supón que no te dejo de mirar.
Supón que tanto tu fulgor percibo
Que pierdo por un rato la razón
Que hago disparates y me olvido
de mi sombrero bienhechor
y no reparo en el calor
de la hora en que se prende el sol:
supón que agua al fin te pido
y supón que ya eres mi canción.
Supón que me presento como amigo,
y te pregunto nombre y profesión,
que miro al suelo y digo que ha llovido
u otro comentario sin razón.
Supón que me has mirado comprensiva
pero no tienes nada que agregar
Supón que entonces hablo de la vida
como queriendo aparentar
que tengo mucho que contar,
que soy un tipo original,
Supón que ríes divertida
y supón que ya eres mi canción.
Supón que hay una tarde para el cine
y que he llegado una hora después,
porque la ruta extraña en la que vine
no era para acá, sino al revés.
Supón que la pantalla te ilumina,
que rompe y que sujeta tu perfil.
Supón tu mano un ave recogida,
y un cazador, sin más fusil
que un dedo tímido, infantil
el sí o el no del porvenir.
Supón que no eres sorprendida
y supón que ya eres mi canción.
Supón que la fortuna es nuestra amiga
y que de tres a cinco puede ser.
Tu padre que se aleja por la esquina:
la puerta, contraseña y tú, mujer.
Supón que entro y que nos abrazamos.
Supón que todo está a la perfección
Es la primera vez que nos amamos.
Pero supón que hablo sin parar,
supón que el tiempo viene y va,
supón que he sido original
Supón que no nos desnudamos
y supón que ya eres mi canción.
Pero…supón que hablo sin parar,
supón que el tiempo viene y va,
supón que he sido original.
Supón que no nos desnudamos
y supón que ya eres mi canción…
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