La Malcriada
Nunca conoció su nombre
Ni fecha de nacimiento
Ella siempre era citada
Con el nombre de criada
Atrapada entre cimientos
Sin pala que desescombre
Habituada a servir
Atenta a cualquier capricho
En alerta permanente
Cultivando don de gentes
Durmiendo casi en un nicho
Y en constante sonreír
Una tarde en primavera
Un instante en el pasillo
Hubo un cruce de miradas
De señorita a criada
Brindando a los ojos brillo
Iluminando su esfera
Y se dejó seducir
Rindiéndose a la evidencia
De que no le molestaba
Que sus besos le gustaban
Aceptando en su consciencia
El pecado de sentir
A complicar entresijos
El cielo se dedicó
A la casa llegó un mozo
Con las ropas hechas trozo
Como Juan se presentó
Pidió trabajo y cobijo
Ya desde el primer momento
En sus ojos lo notó
Ni sus pómulos hambrientos
Ni ropajes harapientos
En eso no se fijó
Solo vio su abatimiento
Pronto empezaron las dudas
El corazón dividido
Con señorita bailando
A Juan le vive soñando
Lo quiere como marido
Y al ingenio pide ayuda
Encontró la solución
Debían de ser sorprendidos
En las cuadras del señor
Por Juan; practicando amor
Una posible salida
Para “cuadrar” la pasión
Convenció a la señorita
Para que a la cuadra fueran
A desahogar sus pasiones
A abrirse a las tentaciones
¡Juan no está!, ¡ni se le espera!
Y habladurías se evitan
Y tal como planeaba
En medio del pleno gozo
Vieron los ojos del mozo
Que atónitos les miraba
Tuvieron que debatir
Hasta llegar a un acuerdo
Y una solución hallaron
Criada y Juan se casaron
Se acabó limpiar los cerdos
A cambio de permitir
Con desahogo y soltura
Que la bella señorita
Pudiera concertar citas
Con quien, ahora es su esposa
Para que hablen de sus cosas
Y practiquen la costura
DobleAA
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