La niña que entre sábanas y sueños
juega con caricias,
respira pecados.
Estrella y guionista
de historias prohibidas
con sabor a piel.
Con gracia, descaro y picardía
destroza futuros
que no necesita.
Suspira y conspira,
y con la yema de un dedo
hace que pare el mundo.
Como una gata perezosa
se estira y respira.
Deshoja una canción,
y un río salvaje
desborda aromas
de noche y sudor.
Golosa e indolente saborea
su caramelo
de dulce presente,
y un coro de cometas
estalla y salpica,
danza del placer.
No hay
ni tú, ni yo, ni el otro.
Y ahora somos otra cosa
más golosa,
más hermosa.
No hay
más eternidad
que este instante
Y ahora somos otra cosa
más golosa,
más hermosa.
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