Estribillo:
Tu no me llores marioneta, muñequita de cartón
que eres voz para el poeta y pincel para el pintor
hay de quien no vea en mis letras solamente la intención
y detrás de una careta sea capaz de vender a Dios,
yo te digo que en la tierra sólo sembrará rencor.
Dicen que se hablaba de ti que amanzaba a las fieras
y ahora te veo morir en una esquina cualquiera.
Tu cuerpo descansa en la manta que abriga el desprecio
la reina de las emociones vendida a bajo pecio.
No soy un ángel, yo soy la muerte
no me tachen de culpable cuando muere un inocente.
El ser humano trae en su naturaleza
hacerse daño, sin reparo y sin conciencia.
Vengo a llevarme a la música, al mundo de los sueños
donde no mandan los piratas
en las ciudades, en los pueblos.
Vengo a darle responsor a la que fuera la más grande
la que me agoniza por momento en las manos de un ignorante.
Maldito sea el tiempo que corre
los vientos que soplan y sus veletas
yo vengo para enterrarte.
Estribillo.
No llores querida música, que aunque
en mi mundo sólo hay cosas muertas
que si perdiste ya tu pan debajo del brazo
yo te llevo a un sitio donde te respetan
allí tenemos por ejemplo al ratón Pérez,
las ilusiones de un “querio” seis de enero
miles de almas de mujeres maltratadas
que por el alcohol o por los celos
cayeron ante la mano de un hombre
que ahora se ahoga en el valor de un
pordiosero.
No llores amiga Música,
aún recuerdo cuando despertabas
las sensaciones del “enemorao”
de identidad llenabas las almas
y es que no hubo cosa más bonita,
que cantarle a alguien al oído
yo quiero que se pare el tiempo que siempre ha sido mi castigo
que las manillas de mi relojillo
desaparezcan de mí para siempre
que en el susurro de tu boca se presente
quiero quedarme contigo.
Ahora que vamos despacio
vamos a contar mentiras tralala (bis).
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