De cien ovejas fui la descarriada, por desobediencia salí del redil,
Y mi pastor, que siempre me buscaba, me encontró perdido ya para morir,
Y con su voz me dijo ven, que yo te hago descansar,
Mi vida por ti la entregué, vamos al reino celestial.
Al hallarme me encontró muy triste, viviendo perdido en el mundo traidor,
Y con su espíritu llenó mi vida, me llevó en sus hombros y me perdonó,
Desde ese día me convencí, qué buen amigo es solo Dios,
Su amor me trajo a su redil, es Jesucristo, el buen Pastor.
Aunque el mundo y muchos me critiquen, pero soy oveja de aquel buen pastor,
Vino a buscar lo que se había perdido y a entregar su vida por el pecador,
Querido amigo a ti también, que andas buscando el buen pastor,
Oye su voz te dice ven, no endurezcáis tu corazón.
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