Hacienda de Mirasoles,
Estado de Nuevo León,
Fue Juan Francisco Reséndez,
De los peones, el mejor…
Juan se casó con Rosita,
Flor que el patrón deshojaba,
El con su amor sin malicia,
Como a su Dios, la adoraba…
Un día le dieron noticia,
Y corriendo se fue al río,
Ahí encontró a su Rosita,
En brazos de su querido…
El mismo diablo era un santo,
Junto al gañan ofendido,
De un machetazo ahí rodaron,
Dos cabezas hasta el río,
Y los dos cuerpos quedaron,
Entre los dos confundidos.
(MÚSICA)
Juan se fugó pa la sierra,
Dejó escrito este relato,
Ya Juan Francisco no existe,
Ahora cuídense, del Gato…
Se convirtió en el azote,
De las haciendas más ricas,
Y a sus amos les robaba,
Joyas, dinero y sus hijas…
Por sus hazañas se cuenta,
De hacendados y enemigos,
El Gato se hizo leyenda,
Porque jamás se hizo cautivo,
Nunca se supo si ha muerto,
O si volvió al buen camino.
Comentarios
Deja tu comentario: