Que nadie piense en mí,
soy diferente hoy,
aquel que me llenó la vida
ya no vive aquí.
La voz que me cantó al oído
ya se marchitó y el sol de su mirada
ya se fue…
ya nada cambiará,
volver a comenzar es imposible.
Se me apagó la voz aquella tarde
y no me queda nada que decir.
Tan sólo recordar
que un día fui volcán entre sus brazos,
que me llenó de amor
y puso mil caricias en mis manos.
Pero todo acabó, ya todo terminó
y quedan mil heridas en el alma.
Era mi vida, él,
mi primavera, él
y mi mañana,
mi cielo siempre azul,
mi corazón, mi gozo y mi palabra.
y un día se marchó
y todo terminó,
y me dejó esperando en la ventana…
Aquel que compartió mis sueños
ya no vive aquí.
Crecieron alas en su alma
y se echó a volar
y nunca más ha vuelto por aquí.
Que nadie me repita la palabra “amor”,
volver a ser feliz es imposible,
murieron tantas cosas esa tarde
que no me queda nada por vivir…
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