Abro la puerta de mi ático,
vuelvo del trabajo.
Me pongo cómodo y práctico,
fuera los zapatos.
Me ha dejado una nota muy romántica,
“¡Que-que-quedemos otra vez!”
Y dentro de una bolsa de plástico,
su extraño regalo.
Si quiso ser original,
lo ha hecho fantástico.
No me parece normal,
llámame clásico.
¿Có-có-cómo agradecerte este regalo?
Nostálgico, excéntrico, democrático,
puede que para ti incluso romántico,
de un modo que no entiendo.
Nostálgico, excéntrico, democrático,
puede que para ti incluso romántico,
de un modo que no entiendo.
De un modo erótico tal vez…
Se lo he contado a los más íntimos
del grupo de amigos.
El asombro ha sido mayúsculo,
me quedo tranquilo.
Al menos ya sé que no soy el único
que piensa que esta chica está fatal.
Todavía no he borrado su número,
no tiene sentido.
Y lo peor es que a pesar
de esta escena tan tétrica,
no me la puedo quitar de la cabeza.
¡Lo voy a hacer!
Digan lo que digan, ¡lo voy a hacer!
Cruzaré la fina línea y
¡Lo voy a hacer!
Hacer el favor de no contarlo…
¡Lo voy a hacer!
Voy a correr el riesgo de intentarlo,
y ya, ya, ¡ya tengo preparado mi regalo!
Nostálgico, excéntrico, democrático,
puede que para ti incluso romántico,
de un modo que no entiendo.
Nostálgico, excéntrico, democrático,
puede que para ti incluso romántico,
de un modo que no entiendo.
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