¿Bailas?
Cenicienta de porcelana,
encerrada en tu piel intacta,
vendida en propiedad
a un señor de edad,
perfumada y compacta.
Hábil
en pasar al personal por las armas,
encerrada en tu piel sibilina.
Hay un vientre feliz
que ve por la nariz
y piensa con la vagina.
A salvo en el jardín
de la pereza,
sólo para el peine
usas la cabeza.
Desvirtuando el vicio,
desleal competidora,
pirata del oficio.
Y comprometida
con no comprometerse.
Encerrada en tu piel impermeable,
deja el tiempo correr
como el que oye llover
y si ladran que ladren.
Deja ya de bailar,
que se acerca el tiempo
de las soledades
y de los silencios.
Por más que te remoces,
perderás el zapato
antes que den las doce.
Distante
cenicienta de porcelana,
el naufragio puede sorprenderte
en tu amable burdel,
encerrada en tu piel
y sin nada que ponerte.
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