Puse rumbo al horizonte
y por nada me detuve,
ansioso por llegar
donde las olas salpican las nubes,
y brindar en primera fila
con el sol resucitado,
sentarme en la barandilla
y ver qué hay del otro lado.
Y cuanto más voy pa’ allá
más lejos queda,
cuanto más deprisa voy
más lejos se va.
Allí nacen las leyendas
y se ocultan los secretos
y se alcanza a dibujar
con las estrellas en el firmamento.
Sueño con encaramarme
a sus amplios miradores
para anunciar, si es que vienen,
tiempos mejores.
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