Irene
tiende sus trapos al sol,
prestando
misterios a la siesta
de bragas comprometedoras
y sábanas alcahuetas…
Irene
tiende el alma en el balcón
y el viento, indiscreto,
la explora,
resucitando formas
gorditas y habladoras…
Irene
columpiándose en los alambres.
Irene
convidándome a conocerla,
emplazándome…
No comprendo cómo puede usted
pasar y no verla…
Irene
tiende sus trapos al sol
y algo en mí
se aroma y despereza,
jugando a las adivinanzas
y a los rompecabezas.
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