Mis amigos son unos atorrantes.
Se exhiben sin pudor, beben a morro,
se pasan las consignas por el forro
y se mofan de cuestiones importantes.
Mis amigos son unos sinvergüenzas
que palpan a las damas el trasero,
que hacen en los lavabos agujeros
y les echan a patadas de las fiestas.
Mis amigos son unos desahogados
que orinan en mitad de la vereda,
contestan sin que nadie les pregunte
y juegan a los chinos sin monedas.
Mi santa madre
me lo decía:
“cuídate mucho, Juanito,
de las malas compañías”.
Por eso es que a mis amigos
los mido con vara rasa
y los tengo muy escogidos,
son lo mejor de cada casa.
Mis amigos son unos malhechores,
convictos de atrapar sueños al vuelo,
que aplauden cuando el sol se trepa al cielo
y me abren su corazón como las flores.
Mis amigos son sueños imprevistos
que buscan sus piedras filosofales,
rondando por sórdidos arrabales
donde bajan los dioses sin ser vistos.
Mis amigos son gente cumplidora
que acuden cuando saben que yo espero.
Si les roza la muerte disimulan.
Que pa’ ellos la amistad es lo primero.
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