Mira, Mónica, ya estoy harto
de tu maldita indecisión
vivo al borde del infarto
martes sí, miércoles no,
jueves quién sabe;
Por ti quemé mis naves y algo más,
malvendí mi alma a Satanás
a cambio de la llave de tu intimidad.
Mira, Mónica, ten en cuenta,
si se presenta la ocasión,
que en la frontera de los treinta
quema menos el amor
pero aún calienta;
De noche nunca cierres tu balcón,
puede que se anime algún ladrón
a desvalijarte un poco el corazón.
No me digas tal vez, quizás, puede que, mañana,
que de tanto esperarte van a salirme canas,
no me tengas muerto de sed…, no seas inhumana.
Deja, Mónica ya esa historia
de mi mentira y tu verdad,
No me cuentes tus memorias
que no las voy a comprar,
basta de copas
y de palabras vueltas del revés,
¿no ves que ya empieza a amanecer?
Anda, quítate la ropa de una vez.
No me digas tal vez, quizás, puede que, mañana,
que de tanto esperarte van a salirme canas,
no me tengas muerto de sed…, no seas inhumana.
Comentarios
Deja tu comentario: