Era un grupo de esos que ves en un garito por cien pavos;
coca, birra y sexo, cresta de almidón, chupa con clavos.
Eran cuatro mendas de una intensidad provocadora
gritándole al mundo: ¡por fin ha llegado nuestra hora!
Y tocaban rocanrol,
algo inmaduro pero rocanrol,
pelín oscuro pero rocanrol,
bastante duro pero rocanrol,
si no hay futuro ¡viva el rocanrol!
Hasta que llegó el verano
y les presentaron a un locutor
que tenía un amigo arreglista
que era vecino de un productor
casado con una teclista
muy vanguardista
que era la amante
de un elegante representante
que tiene un socio con mucha vista
pa hacer negocio
con los cantantes.
Y llegó la Visa, con sus chantajes,
y empezó la prisa de los viajes
y se acabó la risa.
Ya no van a bares, montan sus movidas en privado,
saben adaptarse a las exigencias del mercado;
seis galas hicieron con el Duque en las municipales
fueron los terceros de los no-sé-cuántos principales.
Ahora tocan puro pop,
intencionado pero puro pop,
pelín pesado pero puro pop,
contra el pasado: ¡larga vida al pop!
Desde que llegó el verano
y les presentaron a un asesor
de imagen que estaba enrollado
con la sobrina de un promotor
cuñado de cierta modista
que era la esposa de un columnista
de esa revista tan prestigiosa
por su talento para la cosa
del lanzamiento de los artistas.
Ahora van de yuppies -fotos en “Hola”-
juran por Snoopy, que es lo que mola,
pasan de las groupies.
Hoy tocan el rap del optimista
en vez del blues de la necesidad,
hasta en la consulta del dentista
suenan por el hilo musical.
Quedaron con el voto portugués
los decimoterceros en Eurovisión,
ellos que juraban comerse la vida
fue la vida y se los merendó.
Y aunque han pisado más de una mie***
sus zapatos de gamuza azul
ahora van con Lottuse sobre las moquetas
y a Solana lo tratan de tú.
Que nadie se sienta aludido, a mí
las moralinas me hacen vomitar
quise hacer un cuento divertido, sin
parecido con la realidad.
Que se quede cojo de las tres piernas
cierto crítico que hay por ahí
si miento cuando digo que nunca pido
consejos y jamás los di.
A no ser al tipejo ese del espejo
que me vacila cantidad,
a veces me hace un corte de mangas y dice
“no hay quien te soporte, chaval”
Al fin y al cabo lo único que pasa
es que necesitaba componer (pa comer)
una canción que terminara de una
maldita vez este elepé.
Ya quisiera yo, en lugar de este reggae,
haber escrito Rapsodia en blue
Chelsea hotel, Guantanamera,
Tatuaje, o She Loves you (ye, ye, ye).
Pedro Navaja, Like a Rolling Stone,
Dos gardenias para ti,
Mira que eres canalla, No hago
otra cosa que pensar en ti,
Marieta, La estatua del jardín botánico,
Moon over Bourbon street.
Qué culpa tengo si a lo más que llego
es a Pongamos que hablo de…
Pongamos que hablo de…
Pongamos que hablo de… maní
si te quieres con tu novia divertir…
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