Me voy
a recorrer tu espalda
como si fuera paseando.
Es la única calle que no sé,
a pesar de haberla caminado.
Pero me asegura
la alegría de saber
que, por lo menos,
estoy vivo.
Y si al volver
me queda algún rincón
sin conocer,
tendrán razón mis manos
de tocar y acariciar
todas las luces y las sombras
que la ocupan.
Será
que mi paseo por tu espalda
es obligado,
como por esa calle de mi barrio
que no se olvida nunca.
Y si al volver
me queda algún rincón…
Será
que mi paseo por tu espalda…
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