Recuerdo tu piel de niña
y tus palabras llenas de amor.
Tu cuerpo era una rosa
que sólo el viento lo acarició.
Tu encanto y tu belleza,
volcán de fuego que me arrastró.
Y entre sábanas de seda
llené de besos tu corazón.
Una lluvia de caricias
que de seguida paró el reloj.
Una hora entre mis brazos,
con un segundo de duración.
De nuevo coger mi ropa
y tristemente decir adios.
Pero pienso que algún día
no habrá cadenas en nuestro amor.
Una hora de oro.
Una hora de oro
contigo viví.
Una hora de oro.
Una hora de oro
que fui muy feliz.
Una hora de oro,
una hora de oro
que siempre soñé.
Canela lo que había en tí,
canela lo que yo sentí.
Canela lo que había en tí,
canela lo que yo sentí.
Aquella hora siempre guardaré
en lo más hondo de mi corazón.
Aquella hora, por primera vez,
conmigo hacías el amor.
Aquella hora siempre guardaré
en lo más hondo de mi corazón.
Aquella hora, por primera vez,
conmigo hacías el amor.
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