Hoy me despierto tipo 10
me quedo retozando un rato más.
Hago el brunch en un rico restauran.
La verdad, mi vida es ideal.
Y aunque no siempre ha sido así
hoy tengo tanto y más, te tengo a ti.
No me da orgullo confesar
que ahora sí, yo quiero más.
Más de la inocencia del ayer,
la ilusión de la primera vez.
Más hasta que no se pueda más,
como niño en Disneyland.
Si no es mucho pedir, yo quiero más.
Yo soy de una generación
que vive todo en exageración.
Hay que guiar el más monstruoso camión.
Hay que tener la más nueva gigantesca televisión
que se ve a de Plutón.
Y aunque no siempre ha sido así,
me ha tomado un tiempo describir
que en la sencillez soy más feliz.
Y aún así, yo quiero más.
Más de la inocencia del ayer,
la emoción de la primera vez.
Más de aquella insoportable paz
que tuve alguna vez.
Ayer vi en la televisión
un monje que encontró la solución.
Decía que su única posesión
era esa túnica puesta y su cara de satisfacción.
Y aunque no creo que llegue hasta ahí,
me hace mucho bien el concluir
que hoy yo más que pedir, yo quiero dar
al decir que yo quiero más.
Más de la inocencia del ayer,
la emoción de la primera vez.
Ahora, si se trata de pedir,
permiteme añadir:
Agua para que mis nietos no pasen sed.
Aire limpio pa’ verlo crecer.
Más hasta que no se pueda más,
como niño en Disneyland.
Si no es mucho pedir, yo quiero más.
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