Robaron las antenas,
la miel de las colmenas,
no nos dejaron ni banderas que agitar.
Cambiaron paz por deudas,
ataron nudos, cuerdas
y la patrulla nos detuvo por mirar.
Llevaron los finales
a tierra de neutrales,
no nos dejaron líneas ni para empezar.
Fue un atraco perfecto,
fue un golpe maestro
dejarnos sin ganas de vencer.
Fue un atraco perfecto,
fue un golpe maestro
quitarnos la sed.
Robaron las linternas,
la lumbre en las cavernas,
no nos dejaron mapas de la oscuridad.
Vendieron humo y calma,
lingotes de hojalata,
palacios de ceniza y cartas sin marcar.
Fue un atraco perfecto,
fue un golpe maestro
dejarnos sin ganas de vencer.
Fue un atraco perfecto,
fue un golpe maestro
quitarnos la sed.
Fundieron plomo y cobre,
pusieron sal en sobres.
Alerta, hay un testigo.
Nos han dejado vivos.
Fue un atraco perfecto,
excepto por esto:
nos queda garganta, puño y pies.
No fue un golpe maestro,
dejaron un rastro,
ya pueden correr. Ya vuelve la sed.
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